lunes, 6 de octubre de 2014

¿Cómo te cobro?

Este fin de semana estuve en mi querida Salamanca, la ciudad que me vio pasar de niño a hombre o proyecto del mismo. Paseé entre la piedra de Villamayor, admiré su belleza y me emocioné recordando lo que fuí y como lo fuí.
Casí buscandolo, me acerqué a un portal donde recibí unas clases particulares excepcionales de Química Orgánica. El maestro se llamaba Pablo y lo que le hacía excepcional era ser mejor persona que maestro y maestro era el mejor. El centro se hacía llamar "El club de los amigos del Carbono", aunque ahora ví en la placa del portal que se llamaba "Centro12".
Sé que todavía no sabeis por donde voy en este post, así que no os voy a hacer esperar más. Pablo no tenía tarifas en su centro de estudios. Sólo nos pedía lo que pudiéramos pagar. Os aseguro que esto no fue hace más de 12 años, pero aun así me sigue pareciendo alucinante…
Todo esto viene por una reflexión que llevo haciéndome desde hace unos días: ¿Cómo un farmacéutico puede cobrar por su labor profesional? Cuando un paciente llega a una Oficina de Farmacia y pide consejo sobre una patología aguda, el farmacéutico no le cobra ni por su tiempo ni por su capacitación, por lo que la única contraprestación que tiene es el margen de beneficio del medicamento o producto de parafarmacia que recomienda.
Creo que esto presenta muchos dilemas éticos y deontológicos en los farmacéuticos, ya que si recomiendan leche con miel su puesto de trabajo peligra y si recomiendan sólo bajo el criterio de la rentabilidad económica, pueden llegar a ser mercenarios y no sanitarios.
Poniendo esto sobre la mesa: ¿como prefieres que te cobre? ¿atendiendo al tiempo que te dedico? ¿me fío como mi profesor de Química Orgánica de que valores mi trabajo y me lo pagues con tu fidelidad? …
Creo que la mayoría de los farmacéuticos recomiendan a conciencia. Pero también creo que es un sistema turbio. Creo que al farmacéutico se le debería de pagar por su acto de dispensación, independizando su labor a la del precio del medicamento. Y creo que seguiremos en este mismo punto durante muchos años en España.
Por lo que amigos, elige bien a tu farmacéutico. Tiene que ser majo, claro que sí. Y si es guapo y alto mejor. Pero lo más importante: tiene que saber sobre patología, sobre principios activos y sobre comunicación para saber bien lo que te pasa, darte el mejor tratamiento para tus circunstancias y tus síntomas y para que recuperes lo antes posible tu estado optimo de salud.